Sólo cuando la brisa cesa, el lago entra en calma.
(…) Cuando la mente está en silencio,
cuando ya no se proyecta hacia el futuro, hacia el mañana, deseando algo,
cuando la mente está realmente serena, en una paz profunda, lo
desconocido se manifiesta. No tenéis que buscarlo. No podéis atraerlo.
Lo que podéis atraer es tan sólo aquello que conocéis. No podéis invitar a un
huésped desconocido; sólo podéis invitar a alguien que conocéis. Pero no
conocéis lo desconocido, Dios, la realidad, o lo que sea. Ella debe advenir.
Sólo puede advenir cuando el campo está listo, cuando la tierra está labrada.
Pero si preparáis el terreno a fin de que aquello advenga, entonces no lo
tendréis.
Así, nuestro problema no estriba en
buscar lo incognoscible, sino en comprender los procesos acumulativos
de la mente, la cual siempre está con lo conocido. Y esa es una ardua tarea:
requiere atención, requiere una percepción constante en la que no haya sentido
alguno de distracción, de identificación, de condenación; es estar con lo que
es. Sólo entonces puede la mente estar quieta. Ninguna clase de meditación o
disciplina puede aquietar la mente, en el verdadero sentido de la palabra. Sólo
cuando la brisa cesa, el lago entra en calma. No podéis aquietar el lago.
Nuestra tarea no es, pues, la de buscar lo incognoscible, sino la de comprender
la confusión, el alboroto, la miseria que hay en nosotros. Y entonces surge
secretamente ese algo en el que esté la felicidad.
El Conocimiento de Uno Mismo - 3ª Conferencia
- 23 de julio de 1949
Jiddu Krishnamurti, El Conocimiento de
Uno Mismo. 14 Conferencias pronunciadas en Ojai, en 1949. Jiddu Krishnamurti en
español.
http://www.jiddu-krishnamurti.net/es/el-conocimiento-de-uno-mismo/krishnamurti-el-conocimiento-de-uno-mismo-03
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